dèjá vu

El sábado, después de comentar durante el desayuno sobre si el Non Francés a la Constitución era un No a la globalización, un No a la clase política o un No a qué, denebSenior me dijo que se llevaba el coche para ir al Decathlon. A comprar unos frenos para la bici o algo. Mola cuando denebSenior coge el coche, porque hay una gasolinera Total donde aceptan los puntos del Carrefour y el tío siempre se enrolla y acaba llenando el depósito.

El caso es que yo que tenía pensado ir esa mañana a Madrid-Rock para buscar el original del Zooropa, de manera que tuve que bajar a Príncipe-Pío en el cercanías. Me tocó uno de los nuevos. Uno de los Alstom nuevos. Tienen un aspecto mejor, más urbanita, no sé. Yo diría que el ser franceses les da un toque chic que los diferencia de los viejos Siemens cuadradotes.

Vale, pues cuando llegué, resultó que Madrid-Rock ya no estaba. Estaba chapado. No existe. Al parecer, entre los mp3 y la política de precios de la FNAC no eran competitivos y han decidido cerrar la tienda de la Gran Vía. Así que me volví a casa. Pero antes paré, me compré unas Adidas azules por quince pavos y me las llevé puestas.

A la vuelta no podía evitar reírme al mirarme los pies y acordarme de una cita de Le Monde que había hecho denebSenior mientras atacaba una tostada con mermelada: “muchos europeos entenderían que una queja de los franceses sobre el mercado europeo, con siete mil empresas sólo en Polonia, más que una ironía sería un sarcasmo”.