Julia

-En realidad Julia se llamaba Julieta. El nombre lo eligió su madre. La recordaba vagamente. Una mujer menuda con enormes ojos oscuros, que había encontrado en el noviazgo físicamente crudo de Marcial, el romance donde encauzar los ardores de sus represiones católicas. Los primeros diez meses del matrimonio no lograron destruir sus ilusiones; su vitalidad proyectada incansablemente hacia el futuro, hacia sus hijos, le ayudó a sobrellevarlos. Habría deseado que fuesen mellizos, niño y niña , para poder llamarles Romeo y Julieta, pero se vió forzada a entregar su necesitado afecto a Julieta únicamente. Su padre disculpó la elección del nombre con una carcajada condescendiente. La paternidad pesó sólo muy levemente sobre sus espaldas ; como todos los hombres de su índole, consideraba la llegada ineludible de los hijos como un inevitable inconveniente más del matrimonio, como el riesgo de mojarse los pies mientras se pesca. En los siguientes dos años y medio, de forma regular y sucesiva fueron llegando sus otros tres hijos. Del nacimiento del último tuvo la fortuna de no recuperarse. De esta manera Julieta se convirtió en la mayor de los 4 hijos que Marcial aportó a su segundo matrimonio. El primer acto oficial del nuevo régimen fue privar a Julieta de su nombre, que pasó a ser Julia, a secas.