erik Satie

Claude Debussy apreciaba mucho a Erik Satie (1866-1925), así que un día le puso sobre aviso de que ciertos dinosaurios del conservatorio iban diciendo por ahí que sus obras resbalaban en el aspecto formal, que ése era su punto débil: que no tenían forma. Debussy fue quien se lo dijo y Satie se rascó la cabeza, pensativo. Poco después se puso a componer sus "Tres piezas en forma de pera".

Pongo esta anécdota porque me parece significativa de su personalidad y manera de hacer. Quizás la mayor parte de sus obras sean un poco aburridas, pero tienen títulos divertidos como "Preludios flacos", "Tres valses distinguidos de exquisito mal gusto", "Sonatina burocrática", "Verdaderos Preludios blandos (para un perro)" o "Cosas vistas de derecha a izquierda sin gafas". A veces daría la impresión de que la música es el pretexto para poner el título. Ese es Satie. Una vez oyó decir que sus obras eran demasiado cortas y compuso una con la instrucción de que se repitiera 840 veces, que si no, no valía.

("Demasiado joven para un mundo tan viejo", decía)

Y luego hay gestos de Satie que son guiños al pianista. En la partitura. Empieza la música y de pronto sale Satie y te dice cosas rarísimas en forma de anotaciones surrealistas: "¿fuma?", eso pone. Después te dice "sonría" y "hágase notar", y más tarde "no diga nada al respecto". Luego vuelve a la carga y te apremia: "vaya resumiendo" y, de paso, te cuenta al oído lo que ocurre en el patio de butacas: "Hay una señora que está hablando en exceso y el pobre marido empieza a dar muestras de impaciencia". Este también es Satie.

Ciento veinte años de antes, Satie adelantó un tipo de música que ha acabado siendo muy actual en pleno siglo XXI. Sus composiciones son parte de pelis recientes y varios discos. Vuelvo a mi preferida, la Gymnopedie1, que es primera en todos los sentidos, y buscando un poco, me la encuentro en el tema Endorphin del Café del Mar de José Padilla, en el Just a dream de Delerium o en el Feel the beat de Nawja Nimri.